
Los ciervos bajaban únicamente en noches sin luna. Se acercaban a las casas y olisqueaban las ventanas buscando niños. Si encontraban alguno, raspaban el cristal con sus astas hasta que se rompía y entraban para llevárselo. Lo arrastraban hasta la montaña y allí ... bueno, las versiones difieren. Algunos decían que se lo comían. Otros que lo convertían en uno de ellos. Las versiones más terroríficas contaban que le abrían el vientre con las astas y metían dentro uno de sus fetos para que creciera dentro, alimentándose de las entrañas del niño.
Número de páginas | 102 |
Edición | 1 (2025) |
Formato | Pocket (105x148) |
Acabado | Tapa blanda (sin solapas) |
Coloración | Blanco y negro |
Tipo de papel | Offset 80g |
Idioma | Español |
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