Siglos antes de los primeros faraones, cuando los grandes reinos aún no habían nacido, tribus primitivas constituían las primeras sociedades en los valles de los grandes ríos Nilo, Éufrates y Tigris, en Anatolia y al borde de desiertos y montañas.
Las aldeas sedentarias ya existían milenios antes de la agricultura y la domesticación de animales, habitadas por clanes cazadores-recolectores, que practicaban una vida nómada apenas cuando los cambios climáticos afectaban los recursos de su territorio.
Esa gente organizó comunidades que mantenían un intenso comercio en plena Edad de la Piedra, intercambiando los más diversos productos, a veces transportados a más de dos mil kilómetros de su local de origen sin la ayuda de ningún animal, a veces navegando por ríos y mares.
Antes de la cerámica, antes de la difusión del uso del cobre, antes de la domesticación del caballo, antes del arado… complejas sociedades de cazadores colectaban cereales salvajes para elaborar harina de trigo y cebada, bebían cerveza, consumían panes… y levantaban santuarios y templos, que la arqueología apenas ha comenzado a descubrir.
En el amanecer de los tiempos transcurrieron los primeros capítulos de la historia de la Humanidad, fue una época en que un único animal había sido domesticado: el perro.
Sin embargo, la Humanidad no se encontraba abandonada a su suerte, poderosos dioses observaban… y a veces intervenían.
Número de páginas | 123 |
Edición | 1 (2024) |
Formato | A4 (210x297) |
Acabado | Tapa blanda (sin solapas) |
Coloración | Blanco y negro |
Tipo de papel | Offset 80g |
Idioma | Portugués |
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