La humanidad parecía perdida y sin movimientos puntuales para corregir la ruta.
Observando fríamente los efectos causados por los humanos luchando contra otros humanos, ella, la humanidad, pierde sus principios y referencias básicas, al acomodar la barbarie con elementos de convivencia.
Esa humanidad parecía perderse en el tiempo y el espacio, asemejándose con vigas de acero suspendidas, desafiando aleatoriamente la gravedad.
Sostenida supuestamente por varillas oxidadas, a medida que los humanos pierden la capacidad de resistir las tentaciones, empeorando a cada momento, las partes se deshacen, las piezas se pierden en el espacio y el conjunto de dicha humanidad se pierde y se deforma a causa del odio.
La humanidad se arruina a sí misma cuando da la espalda al verdadero propósito de vivir. – De ahí que el miedo llegue a las venas de la comprensión, cosechando la honestidad, la bondad, la misericordia, la conmiseración y otros dones del bien, viendo cómo el amor se escapa entre los humanos incrédulos, allanando el camino al terror.
Estamos llegando, poco a poco, a casi 2.000 años desde el mayor apocalipsis religioso de este planeta con el encarcelamiento, juicio, tortura, crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo. Sin embargo, todavía andamos a tientas sin entender realmente todo lo que ocurrió en Jerusalén, Galilea, Nazaret y Hebrón.
Aún hoy, las particiones impuestas por el fuerte poder político y económico exigen un repunte, aportando o no aportando nada a las particiones que impregnan la vida cotidiana. La política siempre ha creado dificultades con el discurso de la simplificación, la mentira revestida de verdades y, la religión ha dopado a la humanidad de tal manera que el hombre perdió la fe en sí mismo al preferir vivir bajo la tutela del hedonismo.
Desde la creación de la democracia, ha pasado por los señores feudales, los violentos dramas de la Edad Media tuvieron lugar con las Cruzadas, hasta llegar al lacração. El nuevo statu quo conductual no ha hecho más que elevar a la humanidad al sufrimiento y a las pérdidas, saltando a un ciclo de autofagia, medido a diario al comprobar que millones de personas viven de la inanición mientras otras se mueren de hambre, sufriendo en la más extrema pobreza.
Soportan, hasta hoy, las influencias perniciosas de líderes que no saben nada de amor y compasión, pues ejercen su liderazgo única y exclusivamente para responder a sus propios intereses. Llevan a cabo, pues, la devastación de los pueblos. En otros momentos, se valen de la democracia para construir un gobierno autocrático, perjudicando a la humanidad.
La maldad se revela cuando se ve en los seres esclavizados, insertos en la pobreza intelectual y social, y, a pesar de sus mutilaciones, construyen escaleras para los conectados al sistema, que han construido puentes con el objetivo de ayudar a los políticos a aprovechar las riquezas que fortalecen el cuerpo y empobrecen el alma.
Con esta nueva catástrofe apocalíptica del SARS COV2, el planeta me parece más asombrado que hace unos milenios, clamando por ayuda, mientras que la pobreza en las relaciones sociales y humanas se abre paso, con el ser humano cediendo a la criminalidad y a la mala educación.
En la actualidad, al igual que ocurrió en aquella época, la humanidad confunde la lucha por el amor con las guerras de sustitución de poder, y continúa la marcha por error al perderse en el camino hacia el Edén desconocido.
¡La humanidad necesita desesperadamente una historia de fe!
Número de páginas | 200 |
Edición | 3 (2023) |
Formato | 16x23 (160x230) |
Acabado | Tapa blanda (con solapas) |
Coloración | Blanco y negro |
Tipo de papel | Offset 90g |
Idioma | Español |
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