
Nadie nos prepara para el momento en que la oscuridad, de pronto, nos pone la mano en el hombro. Crecemos creyendo que la noche es solo ausencia de luz, y que el silencio es un refugio seguro donde nada puede dañarnos. Pero hay silencios que gritan, hay sombras que respiran. Y yo… yo soy la prueba viviente de que, a veces, el verdadero abismo no está afuera, sino dentro de nosotros mismos.
Mi nombre es Daniel, y se suponía que esta historia había terminado. Después de sobrevivir a lo que habitaba en la penumbra, después de oír voces que nadie más oía, pensé que por fin conocería la paz. Me equivoqué. Nadie escapa del abismo si este decide que aún no ha cobrado su precio. El abismo cambia de forma, se viste con rostros conocidos y olvida su propia naturaleza para mezclarse entre nosotros. Juega con nuestra cordura como si fuese un niño cruel que arranca las alas de un ave para ver cómo cae.
Durante un tiempo, dejé de luchar. Intenté fingir que era una persona normal: desayunaba a la misma hora, trabajaba para pagar mis deudas, evitaba hablar de temas “incómodos” con la gente a mi alrededor. Pero, por las noches, cuando la casa quedaba en silencio, ahí estaba el mismo murmullo de siempre, ese lamento atormentado que solo yo puedo oír. Me susurraba: “No has acabado conmigo. No has visto todo lo que tengo para mostrarte”.
Y entonces lo entendí: el abismo siempre está esperando. Aguarda en los rincones de la memoria, en un sonido aislado, en una sombra mal definida. Yo regresé
ISBN | 9798284848142 |
Número de páginas | 100 |
Edición | 1 (2025) |
Idioma | Español |
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