Desde muy joven, me sentí atraído por los temas espirituales y de autoconocimiento. Mi viaje hacia el yoga y la meditación comenzó con los libros, ya que, en los años 70, en la ciudad de Mazamet, Francia, no había acceso a clases de yoga. Comencé una pequeña práctica personal basada en lo que leía y posteriormente me dirigí a las artes marciales, que parecían tener un enfoque similar desde otra perspectiva. Sin embargo, nunca encontré el aspecto espiritual en ninguno de los Maestros con los que entrené, a pesar de casi 50 años de práctica y de alcanzar el grado de Maestro.
Mi verdadero camino en el yoga comenzó cuando tuve la fortuna de encontrar al Maestro Sri Dinesh en los años 80. Como se dice, "el Maestro aparece cuando el alumno está preparado". Fue un compañero del servicio militar y posteriormente amigo, Jean-Philippe, quien me presentó a Sri Dinesh. Ahí comenzó mi Sadhana personal, una búsqueda para toda la vida. Trabajar con un verdadero Maestro como Sri Dinesh es difícil, ya que es como un espejo que te enfrenta a tus peores partes, algo que generalmente no estamos dispuestos a aceptar. Sri Dinesh fue un Sadhak del Sri Aurobindo Ashram y creció espiritualmente bajo la guía de la Madre, Mirra Alfassa. El yoga de Sri Dinesh, Chityanubhuti Yoga, o Yoga del Ambiente Consciente, y posteriormente el Gati Chi, un tónico para un crecimiento rápido e intensificado de la conciencia libre de los guerreros, moldearon mi camino de vida tanto en lo personal como en lo profesional.
Con Sri Dinesh, cursé una formación de “Profesor de Yoga de Alto Nivel” que duró varios años, paralelamente a mi práctica junto a mi Maestro y en mi vida diaria, ya que el Yoga de Sri Dinesh se lleva a la vida cotidiana, no se trata de aislarse del mundo como lo preconizan otros yogas o disciplinas espirituales. También cursé un Máster Universitario en “Coaching y Mindfulness” y participé en varios cursos y seminarios de Meditación, especialmente en Mindfulness.
En mi vida, la frase “No pretendas nada, pero sé en todo momento lo máximo que puedes ser”, de la Madre, ha sido mi guía permanente. Esta frase podría considerarse el fundamento de un Karma Yoga, o Yoga de la Acción.
A mi regreso a España en 1989, comencé a impartir clases de Hatha Yoga en varios centros, especialmente en asociaciones de Amas de Casa. Durante muchos años, dirigí mi propio centro. Con las enseñanzas de Sri Dinesh y mi propia experiencia de muchos años de práctica y experimentación, creé mi sistema llamado Yoga Rudra Samata. Este sistema expresa mi filosofía y principios en el Yoga: el equilibrio entre la vida diaria y social y la vida interior y espiritual. Utiliza los asanas, el pranayama y varios elementos del yoga tradicional y moderno, pero siempre con un enfoque en la comunicación profunda entre los varios elementos del ser humano: cuerpo, mente, vital y ser psíquico.
Estas prácticas me han permitido vivir sin estrés o con muy poco estrés en mi día a día, lo cual es uno de los fundamentos de la longevidad. Además, he cuidado mi alimentación, que es el segundo pilar de la longevidad, y he mantenido mi cuerpo sano, fuerte y flexible, que es el tercer pilar de la longevidad. Por supuesto, la longevidad aquí se entiende como sinónimo de una vida saludable y plena.
Más allá de mi práctica de Yoga, he llevado mi conocimiento a otras áreas, como las Artes Marciales y deportes de combate, que también enseño, así como a la enseñanza del Tango Argentino junto a mi esposa. La combinación de estas disciplinas ha enriquecido mi enfoque del autocuidado, el autoconocimiento y la vida consciente, promoviendo una vida más larga y saludable.
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